Des(atar)
Evidentemente, Mayra R. Encarnación no pertenece a las “buenas gentes que viven,/ laboran, pasan y sueñan,/ y un buen día como tantos,/descansan bajo la tierra”, como nos enseñara el maestro Machado. Este libro es una mirada a la borrasca, una contención a la sombra, una excelente develación literaria de oscuros y humanos deseos y actos (pastos de las grandes literaturas). Encarnación no mira la vida pasar, no sueña desde cierta elemental beatitud, no agacha la cabeza al cruzar la acera. La autora impugna la vida, la acorrala, la discierne, la emplaza: “Soñé con romper el silencio. Fui al cuarto de mi madre y busqué en el armario viejo el álbum familiar. De inmediato, convertí en cenizas todas las historias anegadas. Me levanté altiva; violenté mi estirpe.”
Rubis Marilia Camacho
62 págs.
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